Roger Xuriach (Barcelona, 1983) es uno de los profesionales de la información que siguen apostando por la calidad en tiempos de tertulias de forofos y clickbait. Forjado en la revista Don Balón, ha dado el salto hasta la fundación de otro referente editorial futbolístico como Panenka, en donde intenta fusionar deporte con periodismo y literatura. Siempre cercano y con un discurso fluido y preciso, desgrana sus sensaciones acerca del Deportivo de La Coruña actual.
¿Cómo se puede sobrevivir rodeado de prensa deportiva de ínfima calidad?
Ofreciendo un producto hecho con mucho cariño, hasta cierto punto con un componente de artesanía. Somos un equipo pequeño, independiente, y nos centramos en nuestra comunidad, pequeñita pero muy fiel, que nos hace sobrevivir.
¿Hay que hacer ejercicios de equilibrismo para cuadrar todas las cuentas?
Desde luego, en nuestra acta fundacional aparece que el fútbol es una excusa para abordar otros temas. Usamos nuestra pasión por el deporte para tocar temas como la historia, la cultura, la sociedad, la geopolítica. Somos una comunidad pequeña pero intentamos atraer al lector para que consuma una lectura distinta, más sosegada. Somos un pequeño oasis de lo que en EEUU se denomina “slow journalism” o periodismo a fuego lento en una revista de carácter mensual como Panenka.
Usted se curtió en otro magazine referente a nivel estatal como Don Balón...
Hice prácticas allí y pasé seis largos años en los que aprendí muchísimo. Viví también, por desgracia, los últimos años de la publicación por un cierre abrupto.
¿Desde niño cuál ha sido su relación con el fútbol?
Soy un amante del fútbol tardío, en la escuela era de los que me escabullía y no participaba en las primeras ‘pachanguitas’. Me iba a la grada porque no tenía una pasión innata por este deporte. Con el Barça me ocurría igual: mi abuelo me hizo socio al nacer, pero no empecé a interesarme hasta los años 90, cuando descubrí a un equipo ganador y atractivo. Luego jugué en varios equipos de Barcelona, como el Martinenc o el Sant Andreu, que me sirvieron para entender el fútbol desde dentro…
¿Coincidió con los mejores años del ‘Dream Team’ de Cruyff?
Cuando empecé a seguir al Barça, en los años 90, me encontré de golpe con una Copa de Europa (risas). Pensé que aquello era lo normal para un equipo como el Barcleona. Encima el Madrid no la ganaba desde hacía muchísimo. Yo veía ganar al Barça y el Madrid estaba convertido casi en un ‘meme’, con las dos ligas perdidas en Tenerife. En esos años creía que el rival a batir para el Barça era el Deportivo de La Coruña. Al Madrid le metíamos ‘manitas’; en Riazor, en cambio, el Barça sufría mucho y casi siempre perdía. El coruñés era un equipazo.
¿Qué instantes históricos del Dépor recuerda con más pasión?
Hace unos cuantos años nos sentamos con Fran para una entrevista para Panenka. El Dépor era un equipo muy ‘molón’ pero parecía que tras el penalti de Djukic era incapaz de ganar. Fran nos confesó que los títulos del Deportivo supieron a poco porque pudo haber logrado más. Eso realmente me impactó sobre el dominio que pudo haber ejercido este equipo. Empecé a cogerle manía a Mourinho en la semifinal del Dépor ante el Oporto, era un Mourinho protestón y provocador.
¿Con qué jugador del Deportivo se queda?
Aunque suene muy tópico, todo lo que hacía Djalminha era gloria pura, era un rebelde sin causa que le plantaba en la frente a un hombre mayor como Irureta. Tenía gran personalidad y creo que la gestionaba mejor que otros brasileños como Neymar o Vinícius.
¿Cómo ve el futuro del club?
La Segunda el año pasado me enganchó. Debe tener paciencia para subir a corto-medio plazo. Creo que este año hay equipos más hechos. Ha logrado mantener la llama de la afición en tiempos muy difíciles. Lucas se involucró mucho para volver, es un ejemplo. Yeremay o Mella representan el futuro del equipo.