La visita del Deportivo al Carlos Tartiere, feudo de un Real Oviedo que comenzó la jornada como colíder de Segunda División, se produce en un contexto de imprevisibilidad que define la evolución reciente del conjunto blanquiazul. Desde la llegada de Óscar Gilsanz al banquillo, el equipo ha mostrado una clara línea ascendente, capaz de desplegar un partido sólido y serio en Ipurúa ante el Eibar (0-1), arrasar al Almería en una primera mitad excelsa en Riazor (3-1) o dominar al Huesca en un duelo en el que solo faltó claridad en los últimos metros (0-0). Sin embargo, también ha dejado escapar puntos ante un Tenerife con pocos recursos (0-0) y ha cuajado un partido para olvidar en Elda (2-0).
Esa irregularidad, dentro de la evidente progresión del equipo, forma parte de su identidad. Los jugadores más diferenciales del Dépor no superan los 22 años y su rendimiento fluctúa según la inspiración del momento. Esa condición hace que el equipo pueda imponerse al mayor presupuesto de la categoría o sufrir en cualquier escenario. Por eso, Gilsanz subrayó la pasada jornada la importancia de construir algo sólido, sin dejarse llevar por la volatilidad del resultado de cada semana: “No queremos que una semana pensemos en ir a la Champions y a la siguiente en volver a Primera RFEF”.
No todo es blanco o negro. No es cuestión de playoff o descenso, de Champions o Primera RFEF. El Deportivo busca consolidar su proyecto con una visión a medio-largo plazo. Como cuando se aprende a montar en bicicleta: si fijas la vista en la rueda, terminas cayendo. La clave es mirar más allá para sostener la progresión pese a la irregularidad inherente a la juventud de la plantilla.
En ese contexto, el equipo no puede permitirse excesos de confianza. De haber ganado en Elda hace dos jornadas, habría ampliado su ventaja sobre el descenso hasta los trece puntos. Sin embargo, las dos victorias consecutivas del Eldense han reducido esa distancia a solo cinco puntos.
El Dépor llega a Oviedo tras realizar un gran partido en Riazor ante el Huesca (0-0), donde solo le faltó acierto en ataque para traducir su superioridad. Gilsanz cuenta con las bajas de Sergio Escudero y el extremo argentino Juan Gauto, que sufrió una lesión muscular en el último entrenamiento. Por lo tanto, el técnico deberá hacer un descarte. Charlie Patiño y Tosic, ambos fuera de la convocatoria en la última jornada, se presentan como los dos principales candidatos.
En principio, no se esperan cambios en el once titular. La única duda razonable está en el central izquierdo, donde Pablo Martínez y Dani Barcia han alternado titularidad con buenos resultados. El canterano, renovado hasta 2028, cumplió con nota ante el Huesca.
Esa estabilidad en la alineación también plantea un desafío para Gilsanz: demostrar que el Deportivo es más que un once. La pasada jornada, el técnico apenas introdujo cambios en la recta final porque “veía al equipo bien” y no quería alterar el plan. No obstante, la brecha entre titulares y suplentes se sigue abriendo cada vez más.
El Dépor, que estará respaldado en el Tartiere por unos 2.000 aficionados desplazados, se mide a un Oviedo que repite la convocatoria con la que venció al Burgos (1-2). Dani Calvo, hijo del exdeportivista Ramón Calvo, llegó a tiempo a pesar de una semana entre algodones tras marcar en El Plantío. El técnico Javier Calleja, que no tiene lesionados en la plantilla, dejó fuera de la lista al exblanquiazul Álvaro Lemos, Paulino y Santi Cazorla, que aún necesitan tiempo para reincorporarse plenamente.