La lambretta cumple 25 años
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La lambretta cumple 25 años

La lambretta cumple 25 años
Djalminha celebra unos goles de la victoria ante el Real Madrid (5-2) el día en que se sacó de la manga la lambretta | archivo el ideal gallego

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La acción será eterna, pero en realidad hoy cumple 25 años. Ocurrió en el estadio de Riazor ante las cámaras de Canal Plus, que dejan para la posteridad una narración de Carlos Martínez en la que glosa estupefacto lo que allí sucedió. “¡Ay, madre mía, Djalminha. Madre mía, lo que acaba de hacer!”, acertó a describir el ya entonces experimentado periodista, que tiró de conocimiento enciclopédico. “Eso lo hizo, por primera vez en España Vicente del Bosque, que hoy está en el otro banquillo”.


“Eso” fue una suerte de pirueta para eludir a varios rivales y ponerle el balón a Víctor en el corazón del área en el sexto minuto de un memorable partido contra el Real Madrid. Sánchez del Amo remató, Roberto Carlos bloqueó su remate, la pelota salió fuera de banda y en la continuación Makaay marcó el primer gol de un partido que acabó 5-2 para el Deportivo, en su línea de tundas coruñesas al equipo blanco. Pero a Michael Robinson, a la derecha de Martínez en la retransmisión aquella diana, le importó menos que aquel impactante escorzo del astro brasileño. “Me quedo con Djalminha. Es un insoportable fantasma, pero lo digo en el buen sentido, ¿eh?”, apuntó. 

 

 


El Deportivo ganó aquella Liga con 69 puntos, algo inaudito hoy, que hasta se han tenido que sumar 100 para vencer. Venía de un mes de enero complicado. Tras caer en Zaragoza en el último partido antes del parón navideño, empezó el año con un desastre en Riazor ante el Racing (0-3), obtuvo un empate sin chicha (0-0) en Montjuïc ante el Espanyol y cayó en el primer partido de la segunda vuelta en Mendizorroza (2-1). Se desquitó con un triunfo en casa contra el Betis, pero la salida a Valladolid se saldó con un desastre (4-1). Nada más regresar de Pucela, entre semana, Osasuna ganó en Riazor y apeó a los chicos que dirigía Irureta de la Copa del Rey. Con todo, el equipo llegó líder a la cita contra el Madrid, dos puntos sobre Barcelona y Zaragoza, cuatro sobre los blancos. “Van a venir a por el partido y eso nos ayuda”, presagiaba Jabo en la víspera.


El partido cerró la jornada. El Barça había perdido en casa contra el Alavés, el Zaragoza empató en el Calderón ante aquel Atlético poderoso que se fue a Segunda. Riazor hervía como una caldera cuando los jugadores iban a saltar al campo. Fue entonces cuando Djalminha recibió una sugerencia que explica lo sucedido poco después. Lo describe Fran en su biografía, escrita por los periodistas Rubén Ventureira y Álex Centeno. “Se le acercó alguien, yo creo que Mauro, y le dijo que tenía que hacer algo especial, lo que fuera, para que los del Madrid se diesen cuenta de que estábamos dispuestos a todo, con hambre de victoria. Y lo tenía que hacer al principio del partido, Djalma dijo Ok”, desliza el ‘10’ en su descripción. 


Puede que aquella vaselina de tacón que elevó la pelota tras su espalda sobre las cabezas de tirios y troyanos quisiese ser un autopase. Tampoco importa mucho. Le cayó a Víctor y mientras el estadio era un loquero y unos y otros se pelllizcaban Roy Makaay fue a lo suyo, a perforar la red que defendía Casillas. En las horas siguientes se habló de la goleada, pero sobre todo de aquel ingenio de Djalma al que él mismo bautizó como lambretta. El veterano periodista Vituco Leirachá recordó a otro osado deportivista que la había perpetrado, el simpar Pepe Pousada, un curroromero de la delantera del Dépor de los setenta, que para no usar la zurda llegó a sacar los córners de rabona. “Me llamaban Pepito Pijadas porque hacía cosas como la lambretta”, explicó hace unos años en DXT Campeón. 


Aquello de Pousada se quedó sin nombre, pero Djalma se refirió a su virguería con el término lambretta, una analogía con una línea de motocicletas italianas de redondeado trasero. Se supone que la parábola que hacía la pelota al ejecutar esa suerte recordaba esa carrocería. Lambretta viene además de “lambrus”, que significa ágil, ligero. Mauro quería “algo especial” y sabía a quién se lo pedía, a uno de los futbolistas más transgresores de la historia, un tipo con un gusto refinado para convertir el deporte en un ejercicio estilístico. “Me inspiro en Jason Williams”, explicó Djalminha cuando le pidieron una explicación sobre lo sucedido. Williams (‘Chocolate Blanco’) era otro intrépido, un barroco base de la NBA que innovaba con todo tipo de soluciones para nutrir a sus compañeros. 
No todos les entendían. Pocos minutos después de la lambretta, Raúl González Blanco, el sieso delantero merengue, inquirió a Djalma sobre el césped de Riazor mientras el estadio disfrutaba de una bacanal blanquiazul.


—“¿Pero tú para que haces esas tonterías?”, le preguntó el emblema madridista
—“Porque yo soy futbolista. Tú metes goles, pero yo soy futbolista”, zanjó Djalminha. 

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