Rubén Díez llegó de Canarias, aunque es de Aragón, para heredar el 21 del mago Valerón, un dorsal que pesa en un club histórico. Su carrera se desarrolló con humildad, calidad, entrega y esfuerzo a partes iguales. Pasó por las categorías inferiores del Zaragoza, no llegó a debutar con el primer equipo en partido oficial y su trayectoria discurrió por el fútbol modesto hasta que su rendimiento en su debut en Segunda B con el Teruel atrajo la atención de Óscar Cano, entonces en el Castellón. Fue en aquel momento cuando dejó atrás su apodo de Jamelli, por su parecido físico con un brasileño del Zaragoza que había visto puerta ante el Deportivo a principios de siglo, y empezó a ser Rubén, el centrocampista que llegó al fútbol profesional con 27 años, el mismo que quiere volver a él con el escudo del Depor en el pecho.
¿Cómo son tus primeras sensaciones en el Depor y A Coruña?
Desde el principio tengo muy buenas sensaciones, creo que me estoy adaptando bastante bien al equipo, a la forma de jugar, a lo que pide el entrenador, y a nivel personal estoy contento. La ciudad es muy cómoda, muy sencilla, se vive muy bien y se respira ambiente de fútbol, que para un futbolista es importante.
Has debutado en Riazor, ¿qué se siente?
No había jugado nunca en Riazor. Es una sensación distinta, sobre todo en esta categoría. Hay mucho ambiente y fue un espectáculo cómo animó la gente. Al venir de Segunda, ves los campos más llenos que en Segunda B, pero hay muchos campos que ni se acercan a los 15.000 que hubo en el primer partido en casa y estoy muy contento de que la gente esté ilusionada, quiera venir a ver al equipo y ojalá consigamos buenos resultados, como hasta ahora, para que se vaya enganchando más.
Habéis empezado con dos victorias, mejores resultados que sensaciones, pero solo van dos jornadas. ¿Qué le dirías a los que tienen dudas respecto al equipo?
Lo único que les puedo decirles es que el equipo está entrenando muy bien, que es verdad que no hemos hecho los 180 minutos que nos gustaría, pero aun así hemos conseguido los seis puntos, que a la larga es lo que cuenta. Este equipo tiene mucho, mucho margen de mejora. Si ahora, sin llegar a estar todo lo fluidos que nos gustaría, logramos sacar los seis puntos, cuando el equipo empiece a dar todo el potencial que tiene dentro, vendrán todavía más victorias.
La base del equipo es la del año pasado y el técnico ha dicho que a los nuevos os cuesta menos adquirirlos, pero otra cosa es entrar en el once. ¿Es más caro?
Al final, los del año pasado todos los mecanismos, tanto ofensivos como defensivos, se los saben de memoria. Yo, por ejemplo, vengo de un juego totalmente opuesto, así que hay que acostumbrarse a la colocación en el campo, la forma de entender el juego y, sobre todo, conocer a tus compañeros en el terreno de juego. Eso conlleva un periodo de adaptación que para unos jugadores es más corto que para otros. Cuanto antes nos enganchemos a la dinámica, mejor, porque cuantos más jugadores estén enchufados, más difícil se lo ponemos al entrenador a la hora de hacer las alineaciones, más competencia tiene el equipo y, al final, suele acabar en resultados positivos.
En Riazor, hay mucho ambiente y fue un espectáculo cómo animó
la gente
Has jugado en varias posiciones entre el centro del campo y el ataque en tu carrera. ¿Dónde te encuentras mejor?
Donde más cómodo me encuentro es en la mediapunta o en banda, pero ahí con la libertad de recibir por dentro, como se ha podido ver en estos dos partidos. Me gusta estar en contacto con el balón, tener gente cerca para asociarme con compañeros que juegan también por dentro. Ahí es donde más cómodo y seguro me siento.
Soriano y tú jugáis en una posición similar. ¿Es más fácil o más complicado entenderse con él?
Con Mario es fácil entenderse. Se ha visto un poco en estos dos partidos que cuando nos hemos juntado hemos tenido el balón y conseguimos hacer peligro. Hay que repartirse las zonas del campo, no querer abarcar más de la cuenta, no pisar la posición del otro.
Del tiempo que llevas aquí, si tuvieras que destacar algo del club y la ciudad, ¿qué dirías?
Lo que más me ha sorprendido a nivel deportivo es la implicación que tiene, que el Deportivo está dentro de la gente, del día a día de la ciudad, cada día ves unas cuantas personas con la camiseta del equipo. Eso me ha sorprendido, que se respire tanto ambiente de fútbol y la ciudad esté tan volcada. Y después, en los clubes en que he estado no he tenido la suerte que tengo aquí de las instalaciones deportivas que hay.
Has llegado cedido, ¿hay alguna opción de quedarse?
Veremos lo que pasa el próximo verano. A día de hoy estoy muy contento, creo que me estoy integrando muy bien, que el entrenador confía en mí, y es muy positivo. Ojalá al final de temporada consigamos el objetivo y estas mismas palabras las repita. Me tengo que centrar en este año porque venir al Depor significa intentar ascender sí o sí.
¿Pero tu contrato refleja la posibilidad de volver?
No, por contrato no hay nada estipulado.
Sin estar lo fluidos que nos gustaría, 6 puntos; si sacamos todo nuestro potencial...
Te costó llegar al fútbol profesional y has salido de él para fichar por el Depor. ¿Fue difícil dar ese paso?
Cuesta darlo, pero si te viene el Depor no te cuesta porque al final sabes que es un proyecto muy ambicioso, sabes del club, te informas, todo el mundo te habla maravillas... Desde mi primera conversación con Juan (Giménez), le dije que iba a hacer toda la fuerza posible para venir al Depor. Quería salir de Tenerife por tema deportivo y este era un proyecto muy bonito, que me ilusionaba mucho. Es bajar una categoría pero pueden ser dos pasos adelante. Tanto el club como yo hicimos un esfuerzo económico y conseguimos que la cesión se llevara a cabo. Quería venir, demostrar el fútbol que hice en el Castellón y que en Tenerife no pude, volver a ser feliz entrenando. Aquí se daban todos los requisitos para que eso fuese así.
¿Cómo llevaste ese tiempo de espera?
Como buenamente pude. Somos profesionales y sabía que tenía que seguir entrenando porque, tanto si me quedaba como si salía, tenía que estar en buenas condiciones físicas.
¿Te lastró un poco?
El no empezar la pretemporada con el equipo en el que vas a jugar todo el año siempre te merma un poco porque se empiezan a preparar mecanismos y en mi caso, opuestos a los que tenía en Tenerife.
Eres Rubén Díez, fuiste el fichaje diez del Depor, juegas de diez... ¿lo llevas marcado?
(risas) Es un poco de casualidad. Al final con los años vas retrasando la posición.
En Zaragoza te conocían por el apodo de Jamelli, ¿ha quedado atrás ese nombre?
Cuando salgo de Aragón para irme al Castellón paso a ser Rubén y a día de hoy lo prefiero. No me molesta, ni nada (lo de Jamelli), pero al final cada uno intenta hacer un poco su camino y yo elegí el intentar ser Rubén Díez. En eso estamos.