David Torres Pastoriza (25 de diciembre de 1994, A Coruña) es Dava. Le apodaron así cuando fichó por el Liceo procedente del Santa María del Mar en infantiles. Luego se buscó la vida en el Cerceda y el Vic antes de regresar a casa. Ahora es el capitán verdiblanco y una voz autorizada en el vestuario para hablar de la reciente derrota contra el Barça. El coruñés reconoce que su equipo no estuvo a la altura en el clásico, pero pasa página y ya piensa en el partido de hoy en Mataró, la primera de las doce finales en la carrera por el título.
¿Cómo está el vestuario tras la derrota contra el Barça?
Estamos jorobados e insatisfechos con lo que ofrecimos porque el partido no salió como habíamos planeado.
¿Qué falló?
Creo que no fuimos fieles a nuestra manera de jugar o a lo que nos había llevado a la jornada 18 empatados a puntos con el líder. Veníamos trabajando una serie de conceptos que el viernes no plasmamos en la pista. No conseguimos ser un equipo sólido en defensa y no fuimos ordenados en ataque para minimizar las contras del Barça, sabiendo que era uno de sus puntos fuertes.
Dos goles en seis minutos, el tercero justo después del 1-2 o el cuarto nada más volver de los vestuarios, ¿cuál os hizo más daño?
Los dos goles tan tempraneros les dieron ventaja muy pronto y sabíamos que esa podía ser una de las claves, pero mantuvimos el resultado parado durante unos 20 minutos. Veníamos subiendo, estábamos acabando bien la primera parte, tuvimos dos bolas paradas a base de un buen juego y el gol de Jordi (Adroher) nos ponía muy cerquita. Diría que el tercero del Barça, en la jugada siguiente, fue el que más nos afectó después de tanto trabajo. Y el 1-4 al salir del descanso, también. Fueron goles en momentos muy importantes.
¿Ha pasado el tiempo suficiente para volver a la pista?
Si pudiese elegir hubiera jugado al día siguiente. Cuando no consigues el resultado que esperas sólo piensas en pasar página y en el próximo partido. Ha sido prácticamente una semana, tiempo más que suficiente para pensar en lo que hicimos mal y lo que tenemos que hacer bien.
¿Qué os espera en Mataró?
Un equipo que está necesitado de puntos y que en su pista juega un hockey muy rápido y atrevido. Tendremos que volver a nuestra idea de juego y plantear un partido muy serio y ordenado.
¿Cómo afrontáis el tramo final de la OK Liga?
Es verdad que la derrota ha sido un golpe duro, pero la situación no es horrible y me gustaría ser un poco positivo. Falta más de un tercio para que termine la liga. La semana pasada, con toda la importancia del clásico, nos olvidamos un poco de los demás, pero hay que ser realistas y respetar al resto de equipos: quedan 12 jornadas con 12 rivales que van a querer ganar contra el Barça y contra nosotros. Tenemos que volver a la normalidad y tratarlos de tú a tú.
¿Dos derrotas seguidas pueden empañar una gran temporada?
En la primera vuelta hicimos unos números realmente buenos, pero es cierto que estas dos derrotas no han llegado en el mejor momento. Creo que aún tenemos mucho margen de maniobra y el deporte, además, hace que estas cosas sean posibles. Ni antes éramos tan buenos, ni ahora tan malos. El Barça parte con ventaja, pero vamos a intentar estar ahí hasta el final y ganar todos los partidos que quedan por si falla.
¿Cómo es jugar sin público?
Una vez que estás jugando no se nota tanto, pero hay momentos puntuales en los que se echa muchísimo de menos: cuando salimos a la pista, cuando marcamos un gol o nos lo marcan... Saltar al Palacio contra el Barça, con 4000 o 5000 personas en el pabellón, te pone los pelos de punta, pero estamos en una situación en la que cualquiera dice nada. Tenemos la suerte de disputar la OK Liga y somos unos privilegiados al seguir con cierta normalidad, pero estamos deseando que todo vuelva a ser como antes.
No será como antes, pero al menos ya tenemos fecha para la Liga Europea, ¿qué te parece?
Es una noticia positiva para el hockey europeo. Ya hemos tenido varios meses de ensayo y me parece que han sido cautos para tomar una decisión en febrero, con dos o tres meses vista y con todos los clubes votando. En el Liceo, un equipo que siempre quiere estar entre los mejores, estamos encantados de disputar la Liga Europea. Va a ser anecdótica, diferente, con tres grupos en una misma ciudad. Y creo que puede ser un formato atractivo para el público.
¿Es muy complicado competir contra rivales que os doblan o triplican en presupuesto?
Es una realidad que hay equipos con mayor potencial económico. Los cuatro grandes de Portugal y el Barcelona tienen un presupuesto muy alto para lo que es el mundo del hockey, pero nosotros contamos con una ventaja: A Coruña es la mejor ciudad del mundo y el Liceo es un club histórico donde se hacen muy bien las cosas. Los retos de la directiva del Liceo pasan por conseguir estar lo más cerca posible de estos clubes económicamente y, a la vez, satisfacer en otros aspectos a los jugadores. Es muy meritorio reinventarse y seguir arriba año tras año. Somos un club de espíritu gallego: luchamos contra viento y marea.
¿Cómo has vivido el cambio de la directiva desde dentro?
La gestión del Liceo por parte de Eduardo Lamas fue buenísima deportivamente. Y para todo el ruido que se formó con el cambio, creo que se vivió de manera bastante natural desde dentro. En la nueva directiva hay gente con muchas ganas, cada uno tiene su tarea y el club está viviendo un buen momento: el nivel deportivo es muy alto, económicamente no hay problemas, la unión con el Depor ha traído cosas buenas...
Hablando del Depor...
El Depor tiene un poder y una influencia bastante notable en el día a día de la ciudad. Y a todos nos duele verlo así. Está en una situación muy complicada y además hay una dinámica muy negativa a su alrededor. Como socio lo único que espero es que le vaya a mejor. Hace falta un proyecto deportivo y económico importante.
Apoyar a los necesitados debería ser una obligación
Dava es el impulsor de ‘1 partido 1 causa’, la ONG que en cada partido del Deportivo Liceo como local (son 15) colabora con una entidad coruñesa diferente en una causa solidaria a través del brazalete de capitán. Su suegra, Rosa Chouciño, confecciona una prenda distinta para cada ocasión, siempre en relación con la iniciativa.
¿Cómo te sentó salir del Liceo para volver?
Llegué al Cerceda como juvenil y me encontré un grupo de veteranos de los que aprendí muchísimo. Allí debuté en la OK Liga y en la Copa del Rey. Sin ese paso, mi camino habría sido más complicado. Mi salida a Vic fue el trampolín necesario para llegar al Liceo. Y fue un año realmente bueno: ganamos la Champions, jugamos la final de la Copa…
Y por fin, el Liceo.
Era mi sueño desde pequeño: el Liceo es el club de mi ciudad, por el cual yo entiendo el hockey y en el que todo coruñés querría jugar.
Capitán a los 24 años.
No es lo habitual. Cuando llegué los capitanes eran dos históricos como Jordi (Bargalló) y Josep (Lamas), pero los movimientos del club hicieron que la plantilla se rejuveneciera muchísimo y me tocó. Me lo tomé como un regalo.
¿Llevar el brazalete implica una responsabilidad mayor?
El brazalete es un poco más anecdótico en lo deportivo si no cumples con otras facetas. En este momento somos tres jugadores de casa y los tres somos capitanes: César (Carballeira), Martín (Garaboa) y yo. Echamos una mano a los de fuera cuando llegan, tenemos una relación más directa con la directiva… pero lo que más me enorgullece es la iniciativa benéfica que surgió a través del brazalete: ‘1 partido 1 causa’.
¿Cómo empezó todo?
Cuando parecía que iba a ser capitán me puse en contacto con mi amigo Sergio Tomé –‘speaker’ del Liceo– y se nos ocurrió utilizar el brazalete para enviar un mensaje positivo a la sociedad. Fuimos calentando la idea y acabamos creando una ONG que colabora con diferentes causas benéficas y entidades de la ciudad en cada partido.
Una iniciativa si cabe más necesaria en estos tiempos.
Si nosotros estamos jorobados, las personas que antes ya estaban en situaciones complicadas sufren más aún. Y creo que todo lo que sea tratar de apoyar los necesitados desde una situación de privilegio como es la nuestra debería ser obligatorio.