En todas las empresas existen. Personas con escasa capacidad y altas miras, que para agradar a sus jefes son capaces de ‘vender’ a cualquiera a base de verdades manipuladas o mentiras.
Y en Abegondo los hay y todos saben quiénes son. Uno ya viene de la época de Tino Fernández, otro ha medrado a la sombra de Villasuso y ahora de Benassi.
Cuánto daño pueden hacer estos personajes, no por ellos mismos, pobres diablos, sino por la repercusión entre los de arriba, a la postre más pobres diablos aún.
Como sea, la cuestión es que el Deportivo, entidad, está perdiendo raíces e idiosincrasia a pasos agigantados. Mientras sobre el campo va ganando peso la cantera, no sin tiempo, en el resto de parcelas se está perpetrando una masacre sin sentido, propia de dirigentes de título, de despacho y reunión, lejos del entendimiento social de lo que es el fútbol y menos de lo que representa el sentimiento deportivista.
Cuando se habla de ADN se refiere a todo lo ancho y largo que determina a un club, no sólo a sus jugadores, y ese ADN verdadero lo están exterminando.
El último de los nuestros en caer ha sido el doctor Lariño. Además de su innegable valía profesional, un auténtico número uno, Carlos se ha ganado el respeto y el cariño de todos y todas. De todos, menos de los dirigentes de este nuestro club. El médico empezó la pretemporada con normalidad y no fue hasta el 10 de agosto (varias semanas de trabajo y disputado ya el Teresa Herrera) cuando le comunican que pasa a ocuparse del Depor Abanca. Lo acepta con profesionalidad, y cuando llega el momento de cobrar le reducen su salario un 60%. Vamos, un insulto y una invitación a salir del club. He leído por ahí que se va a la RFEF. No es así.
No entiendo cómo Fernando Soriano acepta ese cambio de cromos sin rechistar. Cualquiera sabe que la relación futbolista-médico (como de futbolista-fisio) es casi una cuestión de creencia religiosa. Tampoco entiendo cómo los futbolistas han tragado con la mayor. Creo que sólo Lucas estaba por la labor de decir algo públicamente pero se paró. Eso también habla a las claras de cierta falta de personalidad de este vestuario. Se lo iban a hacer a otra gente…
Hablaba antes de dirigentes de despacho y no es del todo cierto. De despacho son, y de ahí no deberían salir. ¿Qué pinta el Director General en los entrenamientos del equipo? ¿Y en el vestuario?
Madre mía, qué falta de conocimientos básicos de los códigos de un vestuario. Qué poquita idea del mundo del fútbol. ¡Y estamos en manos de estos individuos! Quiera que el destino le depare muchos goles a Martín Ochoa, la recuperación de Yeremay, acierto a Idiakez, poso a la defensa, lucidez al medio campo y magia a Lucas. Porque si es por otros…
Salud y suerte!