Ha sido siempre un hecho recurrente. Siempre que voy al fútbol mi madre me pregunta contra quien jugamos y a continuación hace algún comentario. Es bastante habitual que los domingos coma con ella, con lo que este hecho se repite una y otra vez. Cuando estábamos en Primera ella tenía bastante claro cuáles eran los equipos buenos y cuáles estaban por abajo en la tabla. Si jugábamos contra una Real Sociedad o un Betis preguntaba qué como iban esos equipos, y si le decía que el rival era un Getafe, un Almería o un Elche me salía con un “ah, ¿pero ese está en Primera?” Y si el visitante del día era el eterno rival pues me preguntaba “si va a haber follón o no”.
Cuando bajamos a Segunda en 2011 ella se enteró. Vaya que si se enteró. Sobre todo porque me lo notaba en la cara. Y cuando me seguía preguntando por el rival y yo le decía que éste era el Alcoyano, el Guadalajara o el Alcorcón pues ella me miraba con una cara entre compasión por su hijo y mirada de “para lo que habéis quedado”.
Pasaron los años y entre los que estuvimos en Primera, bajamos, volvimos a subir, estuvimos cuatro años en Primera y volvimos a bajar pues ella se hacía un poco de lío. A ella siempre le pareció raro que el Zaragoza estuviera en Segunda (y a mí también me lo sigue pareciendo, dicho sea de paso) y cuando le nombraba equipos como el Oviedo, el Tenerife, el Sporting o el Valladolid, ella nunca se aclaraba si estábamos en Primera o en Segunda.
Luego yo se lo aclaraba y ya entonces la siguiente pregunta era si eran buenos y si les íbamos a ganar.
Y llegó la Segunda B o la Primera RFEF, o como quieran ustedes llamarlo. Y llegaron los equipos humildes a Riazor. Ahora ya no hay duda de en qué división estamos. Y yo, para evitarme las miradas compasivas de mi madre, a cada rival que nos visita le añado el adjetivo todopoderoso para nombrarlo. Así, el otro día dije que jugábamos contra el todopoderoso CD Tarazona lo mismo que en su día dije del todopoderoso Calahorra o del todopoderoso Tudelano. Y así me ahorro sus vaciles.
De todas formas, ella no es tonta. Faltaría más. De hecho, el día que jugamos contra el Fortuna en su campo yo me fui a su casa a ver el partido y cuando me puse a celebrar los goles del Deportivo como un poseso ella se encargó de recordarme “¿pero este no es el filial?, ¿entonces por qué te alegras tanto?”.
No se le escapa una. Sabe de sobra que ese no es el verdadero y único derbi. Lo mismo que hoy. Ya me ha preguntado por el rival y cuando le he dicho que es el Lugo ella me ha vuelto a preguntar si con esos nos llevamos bien o mal. Tiene claro que con el Pontevedra hay buen rollo y contra el Racing de Ferrol no lo hay. Y también tiene clara una cosa: hoy habrá rivalidad regional o lo que sea, pero hoy no es un derbi.
Ella misma se da cuenta cuando dice que “no hay el mismo ambiente”. Y yo estoy muy de acuerdo con mi madre. Un partido contra el Lugo no me despierta ninguna sensación de derbi. Hoy todos tenemos otra sensación y es la de ir a por otra victoria sin importarnos el equipo que tenemos enfrente. El verdadero derbi ya llegará. Esperemos que no tengamos que esperar mucho tiempo para disfrutarlo de nuevo.
Hoy no jugamos un derbi. Aunque haya aficionados rivales en las gradas. Hoy habrá un lleno en Riazor por el Deportivo y no por el rival.
Y mi madre me dice que me abrigue. Que hoy va a refrescar mucho a esa hora en Riazor. Y yo le haré caso.