Hay que reconocer que el fútbol femenino está de moda en nuestra sociedad. No es que se hable mucho de él en las tertulias de siempre, pero en los medios de comunicación aparece con bastante frecuencia. Hoy, el que más y el que menos, conoce algunos nombres de jugadoras y conoció, por ejemplo, las últimas discrepancias entre futbolistas de la selección nacional, dirigentes y técnicos.
Durante estos días se está celebrando el Mundial de Australia y Nueva Zelanda y parece que el éxito deportivo y económico supera todas las expectativas. Unos cuantos patrocinadores han apostado por este deporte, aunque después de haber recibido un empujoncito por parte principalmente de la FIFA, mediante el impulso definitivo que este organismo tuvo que dar a sus apoyos de cabecera (por decirlo así) para que se “mojaran” con motivo del acontecimiento.
Tras la primera semana de Mundial, los datos de audiencia superan notablemente los del campeonato anterior en Francia 2019. Se estima que más de 2.000 millones de espectadores sintonizaron en algún momento los partidos mientras en Francia lo hicieron 1.200.
Infantino, presidente de la FIFA, es un firme apoyo del fútbol femenino, entre otras cosas, por la cuenta que le trae y porque no puede ir contra corriente. Ha aumentado los premios del Mundial hasta los 150 millones de dólares, el triple que el anterior, aunque muy por debajo de los 440 millones que aportó para el pasado Mundial de Qatar.
Pero lo cierto es que a la consolidación del fútbol femenino le queda todavía un largo camino que recorrer. Las cifras de visualización de este Mundial son del cincuenta por ciento, aproximadamente, en comparación con la cita masculina. Y las propuestas económicas, de 20 a 100 veces más bajas. Los operadores televisivos pagaron entre 88 y 177 millones de euros en Qatar mientras que en Australia y Nueva Zelanda se mueven por los 9 millones más el empujón de última hora para salvar las expectativas de comunicación. Por ello hay que decir que el fútbol femenino es un recién llegado.
La FIFA espera facturar este año más de 800.000 millones de dólares, entre derechos televisivos, entradas, márketing y todos los factores que componen la mercadotecnia en estos casos. Y está a la expectativa porque ve una gran oportunidad de exprimir económicamente un nuevo negocio que se presenta ante ellos. Y ellos, ante el dinero, son implacables e insaciables.