El Deportivo ha cerrado su plantilla para esta temporada y lo ha hecho tirando fundamentalmente de algunos de los mejores jugadores de Primera RFEF. Ha pescado en caladeros conocidos y donde también han recalado los otros gallitos de la categoría. En ese sentido, poca singularidad.
Trillar el mercado de la división en la que estás es lógico. Tan lógico como poco exigente para la Secretaría Técnica. Todos los jugadores quieren venir al Deportivo. No hay que entrar al fango. Todos se te ofrecen. Se trata de elegir bien. Y esperemos que así sea, aunque me sorprenden los nervios iniciales que inundan los despachos de la Plaza de Pontevedra por el tema Retuerta.
Pero volviendo a la configuración del equipo, está bien, es correcta, el cuadro estará entre los mejores salvo debacle. Pero yo esperaba más. Y les cuento por qué. Si coincidimos todos en que esta categoría es infumable, si queremos devolver a la entidad al lugar que le corresponde, si urge salir por patas de este desaguisado, si cada segundo que pasa la entidad en este pozo va perdiendo valor, entonces echo en falta una apuesta más decidida, haber hurgado y rehurgado en otros mercados y haber fichado a un par de jugadores diferenciales que te pongan, de verdad, en la cabeza del pelotón.
La nueva plantilla es similar a la anterior. A groso modo, se ha perdido potencial en el lateral izquierdo y no hay jugador superior a Juergen. Por contra, en punta se presentan más opciones y, según Rosende, se mejora la fortaleza mental de un grupo que el año pasado se vio superado.
Muchos dirán que no hay presupuesto para más, y es cierto que Abanca mira muy mucho sus sueltas de dinero, pero no son menos ciertas dos cuestiones: que hoy en día se pueden hacer buenas operaciones sin mucho cash (hay fórmulas pero hay que conocerlas y optar a ellas), y no menos vital, que deben evitarse fugas de dinero importantes como la que supuso el pago íntegro del contrato de Héctor, un contrato que los mismos dirigentes que hace un año ampliaron ahora decidieron finiquitar. Qué poco gustó aquella visita del vallisoletano a Rubén de la Barrera y a Julito Hernando en el hotel de concentración.
Pero arranca que arrancamos y la pelotita manda. Seré una fiel seguidora de mi equipo, tan fiel seguidora como fiel opinadora.
Salud y suerte!