El Arzúa rozó la quema el curso pasado, en el que fue salvado a última hora por la decisión federativa de ampliar a 18 los equipos en Tercera Federación, concretando sólo dos de los tres descensos previstos. Ahora, ha decidido utilizar su ‘vida extra’ de una forma peculiar, incluso llamativa para lo que suele ser habitual en estos niveles futbolísticos.
Y es que tras un inicio de mercado de fichajes en el que primó la contratación de entrenador y jugadores gallegos, con experiencia en equipos de la zona; los responsables de dar forma a la plantilla han decidido complementarla con varios futbolistas procedentes de otras ligas y latitudes. También, con algún coruñés de renombre.
Llegaron entre finales de junio y principios de julio el técinco Chus Baleato y los jugadores Sergio Monterroso (procedente del Boimorto), David Pereiro (SD Pino), Murilo Scarpari (Betanzos), Manuel Vilariño (Lalín), David Freire (Val do Ulla), Santi Taboada (Sigüeiro), Rodri (Galicia Mugardos) e Iker Hurtado (Sarriana). Hasta ahí, la clásica ventana de fichajes de un equipo de esta categoría. Pero el Arzúa no se detuvo e intentó dotar a Baleato de más argumentos competitivos.
El primer anuncio de renombre fue la firma del atacante Manu Mosquera, un exfabrilista con experiencia en Segunda División en el Extremadura, que busca relanzar su vida futbolística tras unas últimas experiencias poco fructíferas.
Poco después contrató al centrocampista David González, hijo del mítico José Ramón, que estaba jugando en la Segunda División austriaca.
Desde el Mensajero canario llegó el defensa argentino Valentín Gorobsov, con la vitola de haber ascendido a Segunda Federación con el conjunto canario y el aval de ser canterano de Newell’s Old Boys.
También ha trabajado el Arzúa el mercado estadounidense, con las incorporaciones del mediocentro defensivo James Lewis y del delantero Dylan Morrone. Ambos se formaron en equipos norteamericanos, pero ya estaban jugando en el Sporting Mahón balear y en el Puebla gallego, respectivamente.
Por último, han llegado dos refuerzos para la defensa y el ataque. Cristóbal, central chileno formado en el Palestino FC, llega desde Estados Unidos, donde estaba jugando; y el ariete dominicano Cheloo de los Santos viene desde el Atlético San Cristóbal, de la máxima categoría de su país natal.
Como siempre, serán los resultados quienes determinen si la apuesta foránea da un salto de calidad al equipo. Por lo de pronto, ante la mala experiencia de la temporada pasada, el Arzúa ha apostado por hacer algo diferente.