La tercera jornada del grupo 1 de Preferente Futgal dejó una situación curiosa en el Sofán-Miño (1-3). El conjunto carballés se presentó con apenas catorce futbolistas al partido, por lo que en el banquillo solo tenía dos jugadores de campo y un portero, Brais Gómez (2000), quien se iba a convertir en el inesperado protagonista.
Zalo Suárez, segundo entrenador de un Pablo Torreira sancionado, gastó con Dani Pena e Iván Fernández las dos balas que tenía para cambiar el signo del partido, que se marchó al descanso con un 1-2. Quedaban 17 minutos y en principio no iba a hacer ningún cambio más, pero en la jugada del tercer gol del Miño cayó lesionado Marcos Montero. La solución, mirar al banquillo y decirle a Brais que para dentro. Eso sí, sin guantes. Y como extremo derecho.
“La experiencia fue un poco parecida a la que tuve hace dos años contra la Sarriana, donde también jugué en esa posición. Tuve que entrar por lo mismo, muchas bajas, una lesión y el resto de suplentes ya sobre el campo. Trato de ayudar dentro de las posibilidades, no restar mucho y hacerlo lo mejor posible”, explica Brais.
“Intenté un par de pases y puse algún centro que se fue bastante desviado, la verdad. Te ves algo perdido en el campo. Por mucho que practiques a tocar balón en portería o en los entrenamientos, en el partido es todo mucho más rápido. No sabes a lo mejor como orientarte en esa zona del campo y es más complicado todo”, desarrolla.
Comenta entre risas que “de jugador de campo gracias a dios solo tuve que entrar estas dos veces” y que prefiere la portería “con mucha diferencia”.
“Ves todo de cara, no tienes que girar y es mucho más fácil jugar con los pies desde atrás”, explica Brais, que vivió una situación diametralmente opuesta -pero con paralelismos en cuanto a la extrañeza- a la que experimenta un jugador de campo cuando se pone bajo palos.
No le volverá a suceder en la próxima jornada, donde en todo caso actuará como portero si el míster apuesta por él. Y es que el Sofán recuperará para el partido ante O Val a jugadores que fueron expulsados contra el Lemos y a alguno que causó baja por motivos personales.
En lo personal, explica que ahora está en perfectas condiciones tras un periodo complicado: “el año pasado me lesioné al principio, una rotura en el abductor. Forcé para jugar la final de la Supercopa, me volví a romper y estuve todo el año a ‘trancas y barrancas’. En la pretemporada te notas falto de ritmo, pero ahora ya estoy al 100%”.
Como objetivos para la temporada dice la permanencia -sin descartar soñar con más- y ganar la Copa da Costa.