El base Alex Hernández, el escolta Aleix Font y el pívot Atoumane Diagne regresan este domingo (12.30 horas) a su cuna, el Barça, donde los tres se formaron como jugadores y con el que debutaron en la ACB y al que volverían sin pensárselo.
DXT: ¿Cuál es su mejor recuerdo del paso por el Barça?
Alex Hernández: Cuando fuimos campeones de España junior, en Barakaldo, siendo yo junior de primer año. Y tengo muy buen recuerdo de la convivencia en La Masía, donde yo vivía, del grupo que hicimos, también con los de fútbol. En los días libres que teníamos nos íbamos juntos un poco a descubrir Barcelona. Me lo pasé muy bien y lo disfruté mucho, en un ambiente que era muy sano y muy agradable.
Aleix Font: Cuando ganamos la Euroliga junior, con un equipo prácticamente formado por jugadores españoles, principalmente catalanes que habíamos ido creciendo todos desde muy jóvenes en las categorías inferiores, porque una vez que llegas a la categoría junior te encuentras con muchos equipos que fichan a gente de fuera; nosotros solo teníamos a Atou [Diagne] y a Rodions Kurucs. El resto éramos de la casa y por ello sentí mucho orgullo con el hecho de estar en lo más alto de Europa.
Atoumane Diagne: La Euroliga junior sub-18 que ganamos. Bueno, ese año en concreto, que lo ganamos todo.
DXT: ¿Y el menos grato?
A.H.: Va un poco en la misma línea. Cuando era junior de segundo año, perdimos la final del Campeonato de España contra el Unicaja, en el que, por cierto, estaba [Augusto] Lima. Ese partido me dejó un mal sabor de boca porque era el útimo de cantera y tenía mucha ilusión en ganarlo. Y luego, sobre todo, cuando llegaba mayo o junio y veías a un chaval, en este caso un amigo cercano que de repente estaba llorando, en tu cabeza decías “mierda, creo que le han comunicado que el año que viene no sigue”. Era duro, porque se creaban vínculos de amistad, pero, claro, la exigencia en el Barça era máxima y sabías que a final de cada verano era posible que dejasen de contar contigo.
A.F.: Cuando descendemos, el último año con Ocampo [Diego, actual técnico del Manresa]. Estaban también Atou, Bolmaro, Sergi Martínez, Juani Marcos... Y descendemos a LEB Plata. Me acuerdo de llorar bastante esa noche, porque era el final de un ciclo y también porque yo ya tenía pensado que me iba ese verano. Un momento triste aun quitando el descenso de la ecuación, pues el objetivo del Barça B nunca era resultadista, sino formativo. Y también por cerrar una etapa.
A.D.: Cuando se cortó mi contrato. No me gustaba que mi paso por el Barça se acabara así, pero es la ley del deporte.
He sido culé toda la vida. Desde mi habitación veía el Camp Nou (Font)
DXT: ¿Qué supone (Diagne aún no lo ha hecho) enfrentarse por primera vez al Barça?
A.H.: Fue en mi primer año en Manresa, y la verdad es que han pasado tantos años que no me acuerdo bien. Aunque pasé cinco años en Barcelona no recuerdo si tuve un sentimiento especial al enfrentarme al Barça; sí recuerdo la ilusión de volver a encontrarme con amigos y con mucha gente que me había ayudado y poder saludarlos y pasar un rato con ellos.
A.F.: La primera vez fue con el Obradoiro, aunque no recuerdo nada del partido. Lo que sí recuerdo es ir allí al Palau y ver muchas caras conocidas: preparadores físicos, entrenadores, asistentes..., que estaban en el primer equipo y que lo habían sido míos desde niño. Óscar Orellana, que ahora es el segundo de Joan Peñarroya, fue mi entrenador en el Infantil A. Lo que sí recuerdo es pensar “Madre mía, son imbatibles”, una sensación que no tenía cuando yo estaba allí. Una sensación de lo que es el Barça cuando lo tienes como rival, el respeto que impone. En el Palau, mejor jugar como local. Para mí, que solo había jugado en el Barça, fue un choque de realidad. Cuando estás en el Barça, te dicen que fuera hace mucho frío, y no lo entiendes muy bien hasta que lo vives.
A.D.: Un placer y un lujo volver a jugar en el Palau. Y, sobre todo, hacerlo en la ACB y contra el club que me formó. Me hace una gran ilusión.
Perdí una final del Campeonato de España junior contra el Unicaja, en el que estaba Lima (Hernández)
DXT: ¿Y debutar con el equipo azulgrana en la ACB?
A.H.: Fue una ilusión tremenda. Me lo tomé como lo que era: un premio. Noté que desde el principio de la temporada Dusko Ivanovic me daba mucha confianza. Notaba que le gustaba mi manera de entrenar, aunque era muy duro conmigo..., y con todos. Un premio al trabajo que reforzaba que tenía que seguir trabajando en esa misma linea y que, además, pude compartir con mi familia, pues estaban mis padres casualmente visitándome en Barcelona ese fin de semana. Fue un momento muy bonito para todos. Mi familia había sacrificado mucho; lo que supone que un chico de quince años se vaya de casa.
A.F.: De eso sí que me acuerdo (risas). Es un sueño hecho realidad, porque he sido culé toda la vida. Vivía a dos minutos del Palau; de hecho, desde la ventana de mi habitación veía los dos anfiteatros superiores del Camp Nou. De haber vivido en la undécima planta, la más alta del edificio, seguramente hasta vería parte del césped. He respirado barcelonismo desde pequeño e iba al Palau a ver a Juan Carlos Navarro meter triples de espaldas. Un sueño hecho realidad.
A.D.: Es algo que todo canterano de ese club quiere. Fue un recuerdo genial para mí, y siempre le estaré agradecido al Barça por ello.
DXT: ¿Recuerda su primera experiencia con el primer equipo?
A.H.: Ya antes Dusko me había llevado a la Supercopa de España, en Bilbao. El primer partido creo que era la jornada dos, primer partido en casa, en el Palau, contra el Estudiantes. Íbamos ganando de quince puntos o así y me sacó en el último minuto. Entré por Pepe Sánchez o por Jaka Lakovic, no lo recuerdo. Un momento muy bonito y que intenté disfrutar lo máximo posible.
A.F.: La primera vez que me llaman para el primer equipo es para una Copa del Rey, en Vitoria, que perdimos el primer partido, contra el Baskonia, y fui porque a Navarro le dio una apendicitis y necesitaban a un jugador para cumplimentar los cupos. No jugué. El primero que recuerdo en el que sí jugué fue en una Supercopa en Santiago; también empezamos contra Baskonia y me acuerdo de defender durante unos minutos a Darrun Hilliard, que ahora juega en el Breogán. Recuerdo sentir mucho respeto, mucha responsabilidad y un poco de miedo porque era bastante joven, diecisiete o dieciocho años, pero aun así fue una experiencia muy chula.
A.D.: Sí. Mi primer partido fue contra el Baskonia, en la primera jornada de liga en ACB y lo ganamos. Aunque no metí puntos, hice al máximo lo que me pedían para ese partido.
Yo diría que, ahora mismo, el Coliseum aprieta más que el Palau Blaugrana (Diagne)
DXT: ¿Qué jugador le impresionó más cuando estuvo allí?
A.H.: Mi ídolo siempre ha sido Juan Carlos Navarro. La temporada que empiezo a entrenar con el primer equipo fue cuando se había ido a la NBA, por eso debuto con el número 11, que era el que yo había llevado siempre. Al año siguiente, él volvió y recuperó el 11 y yo, que solo jugué en partidos de pretemporada, cogí el 31. De los jugadores con los que compartía entrenamientos esa temporada, te diría, sin duda, Navarro. Pero el que más me llamó la atención, por su manera de jugar, de pensar y de pasar la pelota, fue Pepe Sánchez.
A.F.: En mi primera temporada entrenando con el primer equipo estaba Navarro, y me tocaba bastante defenderle. He tenido muy pocas veces la sensación de que alguien es indefendible y una de ellas fue con él. Y de pensar “Este jugador está a un nivel estratosférico”, Tyrese Rice. En su etapa en el Barça es uno de los mejores jugadores de Europa. Thomas Heurtel también era de un nivel increíble, de un dominio absoluto en la ACB y en la Euroliga. Ante Tomic, que años después sigue haciendo lo mismo en la ‘Penya’. También tengo bastantes pesadillas persiguiendo al Kyle Kuric en los entrenamientos. En Andorra también me tocó perseguirle, pero como el partido fue como fue, le reservaron y jugó poco.
A.D.: Tomic. Su capacidad de leer el juego, su capacidad de sacar siempre ventajas en el uno contra uno... Sin duda el que más me impresionó.
DXT: ¿Se iría ahora mismo si le llamase (el Barça)?
A.H.: Creo que es una pregunta un poco irreal (ríe). La verdad es que incluso aquí en Coruña me invitarían a que me fuese al Barça. Pero, lógicamente, es algo tan irreal que ni se me pasa por la cabeza, así que lo que hago es disfrutar aquí en A Coruña.
A.F.: (Carcajadas). A ver... (larga pausa) Dependería de muchos factores, pero..., yo soy del Barça (risas). Y mi familia está en Barcelona. Se alinearían varios factores importantes. Pero me gustaría acabar la temporada aquí y después... No lo sé, es una pregunta muy difícil, no hay una manera políticamente correcta de responderla.
A.D.: Pues claro que sí (ríe). Es el club que me formó y además juega Euroliga y es uno de los más grandes de Europa. No le diría que no.
DXT: ¿A qué jugador del Barça actual ficharía hoy mismo? Solo puede elegir uno.
A.H.: A ver, lógicamente todos son de mucha calidad. Me gusta mucho Brizuela, desde años. Como compite, el talento que tiene, el desparpajo... Me parece un jugadorazo, y si tuviese que decantarme por uno lo elegiría a él.
A.F.: Estaba pensando en Punter, pero no, porque estaría disparándome en el pie (risas). Últimamente estoy obsesionado con Vesely; me parece que está a un nivel estratosférico y que es el mejor pívot de Europa. Así que me lo traería a él.
A.D.: Kevin Punter.
DXT: ¿Empuja más este Coliseum que el Palau?
A.H.: El Coliseum empuja mucho. Nos sentimos súper cómodos y súper felices jugando en casa. He vivido, como aficionado, unas noches en el Palau, sobre de Euroliga, en las que los aficionados apretaban mucho. También el Palau es más pequeñito y da la sensación de más ruido, pero el Coliseum va en muy buena línea y tiene pinta de que se va convertir en uno de los pabellones que más aprieta.
A.F.: En el Palau hay una cosa y es que la acústica es diferente. Hay mucho eco, y aunque hay poca gente, unas cinco mil personas, como el techo es mucho más bajo, es bastante más ensordecedor. Ahora, el Coliseum contra el Madrid y el Unicaja no tiene nada que envidiar a ninguno de estos pabellones.
A.D.: Yo diría que, ahora mismo, aprieta más el Coliseum.
DXT: ¿Alguna anécdota que pueda ser publicada?
A.H.: Publicables... (risas). Anécdotas típicas. Tengo muy buenos recuerdos de las pretemporadas, de las concentraciones que hacíamos en Andorra con el primer equipo. Yo compartía vestuario con gente que admiraba, y al mismo tiempo me daba cuenta de que eran gente muy normal y tengo muy buen recuerdo de entrenar, ir a cenar y jugar a cartas con ellos. Fueron muy buenos momentos.
A.F.: Todas las que se me ocurren no son publicables o son cosas que prefiero guardarme para mí (risas). Obviamente, las que más recuerdas son las que ocurren de puertas adentro, cosas de vestuario. Como anécdota divertida te puedo contar que teníamos a Víctor Sada y a Jordi Trías en el Barça B; yo hacía una cosa: cuando un jugador hacía un tiro fuera de sistema o se tiraba un melón, yo siempre decía “¿¡Pero adónde va!?”, y si el balón acababa dentro, rectificaba al momento y decía “¡Bien jugado, bien jugado!”, con una actitud como si desde el principio hubiera apoyado ese tiro (risas). Es una tonteria, pero me hace mucha gracia..., y que la sigo haciendo. También es divertida porque Víctor y Jordi nos enseñaron un montón de cosas buenas que nos ayudaron a ser los jugadores que somos ahora.
A.D: Tengo muchas anécdotas, pero publicable ni una. ¿Algo gracioso o alguna manía o superstición? Las que tengo es mejor no sacarlas (risas).
Un cuarto de hora de parqué como azulgranas en la máxima categoría |
Aunque los tres debutaron en la máxima categoría defendiendo el escudo del Barça, su primera experiencia se reduce a un total de 15 minutos, repartidos en seis encuentros.
Atoumane Diagne se lleva la palma, con 4 partidos disputados y una media de 2 minutos en cancha. Sin embargo, no anotó ningún punto en la ACB hasta que jugó con el Leyma Básquet Coruña. Tampoco lo consiguió Alex Hernández, en su caso en apenas 60 segundos de parqué en un partido contra el Estudiantes disputado el lejano 13 de octubre de 2007.
Todo lo contrario que Aleix Font. El escolta barcelonés exprimió al máximo la oportunidad que le dio Svetislav Pesic en un choque contra el Manresa (entonces entrenado por actual técnico del Barça, Joan Peñarroya), jugado el 31 de marzo de 1999. Sumó más puntos (7) que minutos en pista (6). Y robó 2 balones.
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