El Leyma-Tizona no es un partido más. Es el partido, con mayúsculas. Primero contra segundo, separados por una victoria, y a falta de seis para el final de la liga regular. Es probablemente el día más importante en los 28 años de vida del Básquet Coruña. La victoria multiplicaría sus opciones de hacer historia, como dice el lema del club esta temporada.
Los principales favoritos ya pasaron por el Palacio de Riazor: Lleida, San Pablo Burgos, Estudiantes... Y todos besaron el parqué, salvo Gipuzkoa –hay que decirlo todo–, único ganador en los duelos directos del pelotón que persigue al Leyma, líder en solitario. Nadie contaba con el Tizona Burgos, ascendido desde Plata y que a la chita callando se ha metido de lleno en el grupo de candidatos.
Indiscutible equipo revelación de la LEB Oro 2023/24, se ha convertido en el inesperado rival del equipo coruñés fruto de la mejor racha actual en la categoría: cinco victorias consecutivas, la última contra Estudiantes el pasado viernes. Segundo clasificado a sólo una victoria, el grupo que dirige el ourensano Diego Ocampo se presenta en Riazor como un peligroso ‘outsider’.
Por si el aroma a final no fuese suficiente para llenar el Palacio –todavía quedan unas 800 entradas a la venta–, el Leyma-Tizona es además el partido entre los dos mejores ataques de la liga. El equipo naranja lidera el promedio de puntos por encuentro (90.5) y encabeza otros cuatro apartados estadísticos: porcentaje de acierto en tiros de dos (57.1%), asistencias (20), pérdidas de balón (10.7) y valoración (102).
El conjunto burgalés, segundo máximo anotador (88.9 tantos por partido) y también en robos de balón (8.1), manda en otros tres registros: tiros libres (80.2% con 22 intentos de media), rebotes ofensivos (9.8) y faltas cometidas (25.5), sólo por delante del Leyma (23.5), un dato curioso éste último.
Los números hablan tan bien de su ataque como de su defensa. Es un equipo compacto y agresivo, que fuerza pérdidas rivales para salir rápido al contraataque y carga el rebote ofensivo en busca de puntos en segunda oportunidad. El antídoto pasa por reforzar el trabajo bajo los tableros y mover el balón con seguridad.
Más allá de las cifras, el sorprendente Tizona es un bloque con cimientos sólidos. De su anterior temporada en LEB Oro, la 20/21, sólo continúa el base canario Ayoze Alonso, pero del último ascenso, la pasada campaña, continúan otros cuatro jugadores, además del técnico: el escolta estadounidense Joe Cremo, máximo anotador con 12.3 puntos por partido y un temible 47.7% de acierto en el triple; el ala-pívot ourensano Rodrigo Seoane (7.3 y 3.3 rebotes de promedio) y los dos pívots, el senegalés y exLeyma Abdou Thiam y el congoleño Garmine Kande.
Tres refuerzos redondean una plantilla con múltiples amenazas: el alero tirador Arnau Parrado (10.6 puntos con un 44.2% desde el arco) y el escolta anotador Gerard Jofresa (10.3), hijo del exprofesional Rafa, ambos desde el inicio de curso, y, sobre todo, Mario Saint-Supery (10.8), el más joven en vestir la camiseta de Unicaja en un partido oficial, cedido desde enero en Burgos y que ante Estudiantes se lució con 19 puntos (8 en el último cuarto).
En la primera vuelta no estaba el prometedor y explosivo combo malagueño de 17 años. Ganó el Leyma por once puntos (93-102). El averaje también entra en juego para el sueño del ascenso. La ACB está en el aire.