El Deportivo Liceo abre mañana (17.00 horas) en Riazor otra brillante página en su historia: la disputa del partido de ida de cuartos de final de la WSE Champions League.
 

Lo hace contra el peor rival posible, el Palau de Plegamans, líder en solitario de la OK Liga y campeón de Europa en las dos últimas ediciones. Y también sin complejos. Tras pasar la primera fase, todo lo que venga después es un premio.
 

La plantilla que entrena Stanis García llega a la cita al completo y en un excelente momento de forma y resultados en la competición doméstica, donde su última derrota, ante uno de los ‘gallitos’, el Gijón HC, data del 22 de febrero. Una semana antes, había rozado el milagro ante su rival de mañana (2-3). En la primera vuelta, el Palau no dio opción (5-0).
 

Desde entonces, tres victorias –incluido un 0-2 en la pista del potente CP Fraga aragonés– y dos empates, en la cancha del Voltregá (1-1) y en casa contra el segundo clasificado, el CP Vila-Sana (2-2). El miércoles, el Liceo calentó motores para la cita de mañana batiendo por 4-1 al colista, el HC Alpicat.
 

Los números del Palau de Plegamans meten miedo. O como mínimo imponen respeto. Mucho respeto. En la OK Liga ha ganado 20 partidos, ha empatado dos y ha perdido uno, en Gijón.
En la Champions, donde compartió grupo con el Vila-Sana, ganó dos y empató dos, ambos con su paisano, al que superó en la tabla por mejor diferencia de goles. Al Liceo le faltó uno para desbancar del liderato al Manlleu, al que devolvió a domicilio el 1-3 de Riazor. 
 

En el Palau, los goles son mayormente cosa de Aina Florenza. La internacional española acumula 6 dianas en Europa y 41 en la OK Liga, donde es la máxima anotadora con 7 más que la segunda. En la cuarta plaza del ránking está, con 20, la liceísta Alba Garrote. Además de Florenza, otras cinco jugadoras del plantel de Iván Sanz alcanzan la decena: Berta Busquets (13), Aimee Blackman (13), Mariona Colomer (12), Laura Puigdueta (11) y Carla Fontdegloria (10).
 

El máximo potencial contra la máxima ilusión. Riazor contra la máquina. La esperanza viste de verde.